miércoles, 28 de octubre de 2009

VALENTINA ACABA DE MORIR


Esta noche hay que recoger el sembrado de trigo, unos minutos más y la inversión se puede perder. Hay que alimentar al rebaño y cuidar la plantación de lentejas que se acaba de instalar. Ya no basta con tener una granja para cuidar, ni estar pegado a la pantalla jugando a ser un héroe de la mafia italiana, sino que además, ahora también vamos a celebrar funerales virtuales y homenajes póstumos.

Cuando una persona fallece-en la vida real- se supone que también lo hace en Facebook, y para que su perfil pueda ser deshabilitado, familiares y amigos deben presentar pruebas para que su perfil sea clausurado. En los últimos días, la red social presentó una nueva opción, con la que los amigos del difunto, pueden homenajear su memoria por medio de un perfil conmemorativo. Ni estando muertos saldremos de allí.

Creo que lo que suceda después de mi muerte, corresponde a mis amigos y familiares, poca voz y poco voto tendré yo en esa situación y más vale aceptar lo que sea que vaya a venir con la boquita bien cerrada. Creo que es deber de la familia elegir si quieren o no activar mi “perfil conmemorativo” en Facebook, les dejo a ellos el dilema ético que puede implicar. En todo caso, hoy me pregunto, no por los perfiles conmemorativos, sino por toda la información que tengo en Internet ¿qué pasará con todo eso cuando ya no esté? Aunque pensándolo bien, hasta de pronto continúo existiendo si alguien hackea mi cuenta, que sería algo así como hackear mi vida, porque de un tiempo para acá, existimos en las pantallas virtuales, y de ahí para afuera, vaya usted a saber si existimos…y a mí que me dijeron que yo era irremplazable.

Compramos, soñamos y tenemos sexo por Internet; no podemos vivir sin él y ahora, hasta morimos en él. La máquina nos sobrepasó. La vida comienza a tener sentido sólo si tenemos un cable que nos conecte con otras máquinas, otros cables y ¿otras personas? Vale, las redes sociales amplían las conexiones humanas, en un mundo interconectado y globalizado, es necesario abrirse a otras latitudes, y la pantallita líquida de un computador portátil, parece ser el gran trampolín a la nueva era del conocimiento. Pero ¿Y los que están sentados a su lado qué? Supongo que conoce esta situación: en su casa hay más de tres computadores, todos a menos de dos metros y usted igual, prefiere usar el Msn que hablar de frente a quién tiene cerca y mirarlo a los ojos. ¿Existimos entonces?

Es cierto entonces que vivimos por estas máquinas, de un tiempo para acá, somos en las redes sociales y seremos verdad sólo si estamos virtualmente inscritos en el mundo surreal que nos pintaron. Supongo entonces que nadie creerá que he muerto, hasta que le llegue una notificación en letra azul a su bandeja de entrada que rece: “Valentina acaba de morir”.

martes, 20 de octubre de 2009

VINO Y TINTA

Ella es como una lámpara que juega a ser un sol en un mundo inventado. Él un payaso sin rostro, un camino entizado. Es un mundo con el tiempo pintado en una sombrilla de colores. Somos entonces unas alas de madera buscando una selva virgen para aterrizar. Somos la esperanza… que el tiempo cercenó y convirtió en espera. Tajantemente. Como si nos faltara el aire para que el tiempo congelado se convirtiera en una ilusión de aleluyas.

Ella es la muñeca ojos de papel, la misma que espera en una banca de parque. Sos vos entre confeti y celofán. Soy yo entre caramelos y baúles. Esta pequeña historia, parecida a un barrilete sin espacio y sin temor, la hizo mi hermana. Ella, que tiene más alma que nombre, logró en menos de cinco minutos, hacer mi corazón suspirar como si volviera a nacer, como si por primera vez vieran mis ojos inventados unos banderines de colores bailar al compás de una ráfaga de viento.

Ella, hermana mitad del alma, no tiene nombre. Yo se lo doy cada que quiero y hoy se llama Esperanza. Porque sin necesidad de tiempo, de aire o de cielo, me recompuso en mil pedazos. Sin palabras unió mis ansias con las peras y me dijo que no debía estar triste, que todo iba a estar bien. Que la esperanza existe porque el sol siempre vuelve a brillar… aunque a veces lo confunda con una lámpara fundida en medio de dos o tres bancas grises. El sol que se pierde en los parques sin dios, me dice que mis ojos de papel no son ojos porque alguien los ve, sino porque buscan el sol y ven. Gracias Vino, gracias vos... Esperanza que no espera.

miércoles, 7 de octubre de 2009

EL BESO




La besó en la mejilla... en amarillo...

Allí donde más duele: en ese punto exacto en el que la mejilla comienza a convertirse en labios.

Fue uno de esos besos que son y no son, que quieren pero que no pueden. Un beso al fin y al cabo.