Nelida gris, se van como vos. Los días grises, grises como vos.
lunes, 24 de enero de 2011
NÉLIDA
viernes, 21 de enero de 2011
"¡Qué pudiéramos volar!"
"Engarzado entre las hojas de un árbol, al vaiven del viento y esperando no estrellarse todavía contra el suelo, cuelga una esperanza de papel, una ilusión hecha avión que reza en letra rápida y temblorosa: 'Que me des un beso'"
jueves, 13 de enero de 2011
¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE AMOR?
Alonso
En medio de la habitación un pequeño butaco.
Caminó hacia el baño. Se miró en el espejo. Las cejas despobladas, los ojos hundidos en las concavidades insondables de lo incierto. Se obligó a sonreír. Los dientes estaban amarillos. Sacó del cajón que había bajo el lavamanos una cajetilla de Marlboro rojo y prendió un cigarrillo en la vela aromatizante que Elena mantenía prendida en el baño. Era Una vela verde. El olor a yerbabuena se confundió con el humo gris que salía de sus pulmones. Tuvo un recuerdo absurdo, prefirió ignorarlo pero no pudo evitar la imagen de un ángel cayendo y las palabras de Elena levitando sobre el humo calizo “se muere un ángel cada que prendes un cigarrillo con una vela”. Maldita seas Elena, que se mueran todos los ángeles del cielo, se dijo. Y tiró al retrete el cigarrillo a medio comenzar. Prendió uno, dos, tres, siete cigarrillos con el recuerdo de Elena pegado en la frente como un tiro. El último lo degustó sentado en el piso. Tiró la cadena. Ocho cadáveres angelicales, pensó, y con esfuerzo se puso en pie. El Cáncer ya se le había quitado medio estómago, el hígado y ambos pulmones funcionaban a media máquina. Que se lleve todo si quiere Hijo de Puta. Y mirándose al espejo tosió.
Afuera el ruido de la música y las risas estridentes le hicieron dar rabia. Apagó la luz. En la penumbra reconoció sus zapatos, la cómoda vieja, el libro inacabado, las gafas de Elena, la bata de Elena, los encajes de Elena, los calzoncitos de Elena. Elena a media luna, a medio terminar, la Elena interminable y oscura. La fría de Elena. La puta de Elena. Acabó el cigarrillo.
De un trago se tomó el poco Whisky que le quedaba y en la garganta se le anudó un hielo que se deshizo en una exhalación. Cuando la soga se cerraba con fuerza en su cuello el sonido de la puerta le cegó el cerebro. Era ella. Había vuelto para quedarse.
Elena